Los lobos y osos: entre ellos no existe demasiada simpatía. Este es uno de
los casos que presentan entre ellos.; si el hambre invade a un oso, este es
capaz de atacar a un lobo, pero si él está de buen humor solo le roba la presa.
Los lobos no se atreven a enfrentarse a un oso adulto, pero si a la
madriguera de sus cachorros.
Un estudio ha encontrado que los lobos son indirectamente beneficiosos para
los osos.
En el año de 1995, se introdujeron lobos
grises en el Parque Nacional de
Yellowstone, en Estados Unidos.
Desde ese suceso, los osos pardos tienen más frutos disponibles en la
temporada de verano con los que se alimentan y están más preparados para
hibernar. Los lobos cazan o ahuyentan a los alces, que también comen frutos.
Es por eso que le llamamos duo perfecto: al haber menos alces por causa de la
caza de los lobos, hay muchos arbustos
que están dando más frutos y creciendo siendo benéficos para los osos que encuentran
comida fácilmente y rápidamente.
Los lobos desaparecieron de Yellowstone en el año 1926 es por eso que se
reintrodujo esta especie porque las manadas de alces se multiplicaron. En el
año de 1994, aproximadamente 19.000
alces vivían en el parque, y era realmente una competencia por los mismos
alimentos que los osos.
En el año 2007, la población de osos pardos había aumentado a seiscientos.
Se habían salvado de la extinción. Años más tarde, también se consideró que los
lobos ya no estaban en peligro. Los científicos comenzaron a pensar que había
una relación entre las dos especies.
La relación de los depredadores
para mantener un ecosistema sano es más complicada de lo que se creía. Y
también se demuestra que, cuanto menos intervenga el ser humano, mejor.
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