Un ingeniero zamorano llamado Vicente Merino, ha imaginado una biorefinería que permitirá la producción de biocombustibles, piensos, fertilizantes y productos químicos a base de remolacha.
En lo que a biocombustibles se refiere, podrán
producirse de todos los subtipos: bioetanol, metanol, biogás y biodiesel.
El bioetanol que
se produzca, no sólo servirá para ser usado como combustible, sino también
como materia prima para fabricar
otros productos que normalmente sólo pueden obtenerse a partir del
petróleo: desde plásticos
biodegradables hasta anticongelantes.
Merino nos dice: “debemos darnos cuenta de que la
economía ha cambiado y de que ahí están países como China e India” y recuerda
que “vamos a tener el barril de petróleo a 150 o 200 dólares, de manera que
vamos a necesitar aquí unas reservas estratégicas de productos sustitutivos, y en Castilla
y León tenemos un potencial enorme con vistas al futuro para estar arriba y
estoy convencido de que será mediante este tipo de plantas, con remolacha por
ejemplo”.
Este ingeniero pretende utilizar la remolacha
alcoholígena como materia prima, una
variedad a medio camino entre la azucarera y la forrajera, que tiene como principal ventaja que no se utiliza para el consumo, con lo
cual su uso industrial no comporta
un aumento del precio de los alimentos, como ya ha pasado con otros
productos, por ejemplo el maíz.
Otra ventaja de este vegetal es su alta productividad: una hectárea de cultivo
de esa especie de remolacha permitiría producir unos 14.000 litros de
bioetanol, es decir, doce veces más que con trigo o cebada y el cuádruple que
con maíz.
La idea de
una biorefinería multifuncional es única
en el mundo; por ello, ya se ha registrado como marca el nombre “GCE
Biorrefinería Muiltifuncional”.
Se espera que en breve el proyecto se ponga en
marcha.
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